Lawrence of Arabia
David Lean
Reino Unido
1962
Mi papá tenía Lawrence de Arabia en la biblioteca de la casa y la carátula – una escena de varios hombres sentados en las dunas del desierto– resaltaba entre los libros de lomo rojo o azul, uniformes y aburridos.
La película está llena de exotismo. El desierto, el vestuario, los escenarios, la geografía, todo parece mágico y misterioso. Lawrence, con todas sus dudas y complejidades, es el centro de todo. Miento. Hay algo que iguala en importancia al propio Lawrence: el desierto. Ese océano de arena hostil y peligroso es la única majestad que Lawrence interioriza y respeta.
El personaje de Lawrence me sorprendió. No es un héroe ni un villano: es simplemente un hombre. Uno muy confundido, a decir verdad. No es inglés, no es árabe; parece tener problemas de identidad. Aparecen también sus mezquindades. Su vanidad, su arrogancia, su soberbia. Su detestable manía de creerse un semidiós. Es entonces cuando la primera escena, el prólogo de su muerte, adquiere todo su sentido:
“Era un poeta,
un erudito, un guerrero poderoso
pero también un exhibicionista”
M. Dolores Collazos
Certero y lúcido análisis de lo más importante de la película: la esquiva e indescifrable personalidad de Lawrence. Ah, y el desierto… limpio.
Para cuando reseña de El puente sobre el Río Kwai (también de David Lean)?